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Arely Lorenzana

¿En qué momento el amor de mi vida se volvió mi agresor?

Es fácil juzgar y hablar de las mujeres que han sufrido violencia cuando no hemos estado en sus zapatos. He pasado años escuchando a personas decir que son mujeres que no se quieren los suficiente, que no saben elegir a sus parejas e incluso que tienen algún problema mental por no salir corriendo a tiempo. Sin embargo creo que cargar toda la culpa a alguien que a sufrido algún tipo de violencia es solo ver la punta del iceberg, sin comprender que es algo mucho más profundo.

Al hablar de violencias contra las mujeres, el concepto de la igualdad de género es fundamental, puesto que que la sociedad actual nos ha llevado a una situación en donde las mujeres han vivido una situación permanente de subordinación y de violencia solo por el hecho de ser mujeres.

La cultura y manera en que la sociedad funciona están fuertemente influenciadas por una cultura patriarcal que designa roles y estereotipos especificos a las personas dependiendo de su género biológico, lo que ha dejado en desventaja a las mujeres, al ser consideradas como seres inferiores y resumidas al rol de cuidadoras y madres. Esta mentalidad que persiste en nuestra sociedad y que existe desde la época de Aristóteles refuerzan estos mecanismos de subordinación y se reproducen constantemente en todo lo que nos rodea, como campañas publicitarias, televisión, películas, libros etc.etc.



A las mujeres se nos educa para buscar el amor de nuestra vida y ser físicamente perfectas, lo vemos desde pequeñas: en las películas de princesas, en las comedias románticas, chistes, las telenovelas y series (sí Netflix hablamos de ti), contenido que hasta nuestros días se consume devotamente, y que nos dice que el amor lo puede todo, lo aguanta todo y lo cambia todo, una mentira con la que hemos crecido y en la que basamos nuestras relaciones interpersonales, independientemente de nuestra orientacón sexual. Todas queremos encontrar a nuestra otra mitad, es cierto, el problema es que no somos naranjas.


Para la antropóloga feminista Coral Herrera el amor se ha disfrazado de control y dominación, y ha basado sus investigaciones en los mitos del amor y la realidad de las relaciones sociales en las que las relaciones de pareja no terminan en finales felices, sino en violencia contra la pareja, peleas, divorcios y gente sufriendo.


El amor tiene que ser algo bonito y placentero, un motor que nos lleve a querernos y tratarnos bien y hacer un mundo mejor.



Pero ¿cómo construimos nuestras relaciones amorosas?


La manera en la que nos relacionamos está basada en un concepto del que se ha hablado mucho últimamente, el amor romántico, que a su vez está basado en la forma en la que nos relacionamos social, económica y políticamente. En la actualidad es a través de el capitalismo y el heteropatriarcado.

Al construir nuestras relaciones afectivas en estos mitos heteropariarcales como “que el amor lo puede todo” o que las mujeres son frágiles y están locas, perpetuamos el machismo y la misoginia en nuestras relaciones, pero no nos damos cuenta, y al hacerlo a través de la ideología capitalista que tiene como base fundamental la propiedad privada creemos que cuando amas a alguien básicamente te pertenece. Tú eres mío y yo tuya (¿te suena a romance?).



Aunado a todo lo anterior, las mujeres también tenemos que dejar de creer en todos estos mitos en torno al amor, para poder tener relaciones saludables. Entender, de verdad, que el amor no duele, y no puede ni debe aguantarlo todo, que si una persona te cela no es porque te quiere, sino que quiere controlarte, y quien te quiere verdaderamente nunca te hará daño ni física ni emocionalmente. Sin embargo también tenemos que comprender, que han sido muchísimos años de adoctrinamiento por todas partes incluso dentro de nuestra familia, que vivimos en una sociedad machista en la que apenas comienza a cuestionarse, verdaderamente, la manera en la que nos relacionamos afectivamente y los problemas que esta cultura capitalista y heteropatriarcal nos han dejado insertados en el subconsciente.

Es un camino largo, por ello, la próxima vez que pase por tu mente el pensar que una mujer está con una agresor por mero gusto, sería bueno pensar que el agresor siempre ha tenido ventajas.


El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban - Kate Millet


Fuentes:







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